miércoles, 9 de abril de 2008

¿Por qué es útil la filosofía?

Los profesores de filosofía nos quejamos con frecuencia de que nuestra asignatura no está suficientemente valorada. Estamos convencidos de que la filosofía no es un saber más, una parte importante de la formación cultural, sino que se mueve en un plano más profundo. Es la inteligencia reflexiva en acción. El sujeto inteligente hace muchas cosas: trabaja, va al supermercado, forma una familia, participa en política, se enamora, pinta, escucha música, toma decisiones. Pues bien, cuando reflexiona racionalmente sobre estas actividades, se encuentra haciendo filosofía sin saberlo.

Filosofar es vivir consciente, reflexiva y responsablemente. Por ello, necesitamos luchar contra la estúpida idea de que la filosofía no sirve para nada. Esa supuesta inutilidad era un elogio envenenado que pretendía enaltecer nuestra actividad poniéndola a salvo de un torpe utilitarismo. Pero, ¿para qué estudiarla, entonces? Tenemos que reivindicar la utilidad de la filosofía, su interés personal y social. Es el gran antídoto contra el fanatismo, el dogmatismo, la credulidad, la superstición y la simpleza. Desarrolla todo tipo de anticuerpos mentales: la capacidad crítica, la independencia, la visión de conjunto, la valentía ante los problemas, la valentía ante las soluciones a esos problemas. Es la inteligencia resuelta, es decir, la que soluciona los problemas y avanza con resolución.

El libro PROSOFÍA, que es, por supuesto, una herramienta pedagógica, desearía ser al mismo tiempo el comienzo de un movimiento de reivindicación de la filosofía, iniciado por nosotros, los docentes. No hay que esperar a que las leyes o la sociedad nos apoyen. Primero debemos demostrar la utilidad, la brillantez, la necesidad de lo que hacemos. No es verdad que el buen paño en el arca se vende. Deberíamos iniciar una gran operación de marketing filosófico, explicar bien lo que hacemos y, por supuesto, hacerlo bien.

Sería importante que los profesores nos uniéramos para conseguir que las autoridades educativas europeas reconocieran la necesidad de incluir la “competencia filosófica” dentro del modelo educativo que proponen. Para eso necesitamos mejorar nuestros procedimientos didácticos, elaborar materiales eficaces, atractivos y rigurosos. Al fin y al cabo es nuestra peculiar manera de colaborar al adecentamiento del mundo. Para facilitar esta cooperación, podemos utilizar esta página web, que nos permite aprovechar las nuevas tecnologías en nuestro proyecto educativo.

miércoles, 2 de abril de 2008

Reivindicación de la competencia filosófica

La LOE, siguiendo las indicaciones del Consejo de Europa, considera que la educación tiene como objetivo fomentar en los alumnos ocho competencias básicas: lingüística, matemática, científica, tecnológica, cultural y artística, capacidad de aprender a aprender, de autonomía e iniciativa personal, y social y ciudadana.

Me parece urgente incluir en esa lista la competencia filosófica, que ha sido una de las creaciones más importantes de la cultura humana, y que permite comprender el sentido de todas las demás, y conseguir una autonomía crítica. Lo que nuestros alumnos tienen que adquirir a través de este curso es la competencia filosófica para vivir. Por eso, os propongo una campaña para conseguir que la Unión Europea reconozca la necesidad de la “competencia filosófica” para construir la sociedad ilustrada, justa y avanzada que deseamos.

¿En qué consiste esa competencia filosófica que nuestra asignatura debería fomentar? Se entiende por “competencia” el conjunto de conocimientos, actitudes, hábitos necesarios para responder a demandas complejas. En el caso de la competencia filosófica, las demandas provienen de nuestra complicada situación en el mundo. Necesitamos respondernos a tres preguntas:

  • ¿Qué debo pensar?
  • ¿Qué debo sentir?
  • ¿Qué debo hacer?

He formulado las preguntas como “deberes” porque me parece que la filosofía es un deber. Debo pensar de una manera rigurosa, orientada a la búsqueda de la verdad. Debo sentir de un modo que sintonice con los valores básicos para la dignidad humana. Y debo actuar conforme a las normas éticas. Una teoría del conocimiento, una teoría del mundo afectivo y una teoría ética y política son necesarias para vivir de forma responsable.

La reivindicación de la competencia filosófica se hace en un marco muy concreto: la educación de los adolescentes. Si somos consecuentes con lo que decimos –a saber, que la filosofía es una actividad que debe volverse críticamente sobre el mundo de las creencias recibidas–, tenemos que admitir la posibilidad de una filosofía joven. Es decir, la competencia filosófica le debe permitir al adolescente interpretar su mundo y someter a críticas las creencias del entorno. Para hacerlo son necesarios conocimientos y hábitos. No se puede ejercer la crítica desde la ignorancia. Por eso, es necesario que nuestros alumnos conozcan los conceptos claves de la filosofía, el planteamiento de los problemas principales, el modo de juzgar las soluciones.