lunes, 24 de marzo de 2008

Un libro epistemológicamente optimista

De la misma manera que insistir en la inutilidad de la filosofía es un elogio envenenado, también puede serlo afirmar que lo importante de la filosofía son las preguntas, no las respuestas. No es verdad que no haya habido un progreso en la filosofía. No es verdad que no podamos ir más allá del planteamiento de las preguntas y de la historia de las soluciones.

Sin duda, los problemas filosóficos no están definitivamente resueltos, pero eso no quiere decir que el avance sea imposible. Este libro de texto es “epistemológicamente optimista”. Por eso insiste mucho en los criterios de verdad. Debemos estudiar la historia de la filosofía, pero como un medio para percatarnos de la densidad de los problemas y de la variedad de las soluciones propuestas, sin deslizarnos hacia un escepticismo histórico.

La historia de la filosofía no es un museo de ocurrencias brillantes, es el despliegue de una experiencia exploradora. En todo caso, resulta más apasionante seguir las indicaciones de Hegel: la verdad está en la totalidad, es decir, en esa dialéctica de soluciones que se oponen a soluciones, y que nos presentan la complejidad de los problemas y de la realidad.

Con los conocimientos necesarios para hablar filosóficamente, la competencia filosófica exige movilizar el deseo básico, que es la búsqueda de la felicidad privada y pública. Nunca debemos olvidar ese enlace. Además, hay que fomentar los sentimientos que conducen a la búsqueda de la verdad, los hábitos racionales, las “virtudes filosóficas”, ya estudiadas desde Platón, de las que podemos subrayar las siguientes:

Virtudes de la imparcialidad. Incluyen cualidades particulares como:
  1. Apertura a las ideas de los otros.
  2. Deseo de intercambiar ideas y de aprender de los demás.
  3. Liberación del apasionamiento que conduce a interpretaciones sesgadas.
  4. Vivo sentido de la propia falibilidad.
Virtudes de la racionalidad
  1. Capacidad de razonar, argumentar y comprender los argumentos.
  2. Decisión de usar racionalmente la inteligencia, es decir, empeño en buscar verdades y valores universales.
  3. Aplicación rigurosa de los criterios de verdad.

Virtudes del coraje intelectual

  1. No ceder ante las creencias ambientales.
  2. Perseverar en la búsqueda del conocimiento.
  3. Tener la valentía de mantener las opiniones que se creen justificadas.
  4. Tener la valentía de rendirse ante las evidencias más fuertes.

lunes, 10 de marzo de 2008

¿Qué metodología sigue el libro?

Puesto que la “competencia filosófica” tiene un aspecto teórico y otro práctico, cada unidad del libro tiene esa misma estructura. La parte teórica incluye los conceptos que el alumno debe aprender. La parte práctica, a la que hemos dado mucha importancia, pretende acercar la figura de los grandes filósofos a problemas cercanos a los adolescentes. Está articulada en cuatro secciones:

  • Aprender leer filosofía
  • Buscar la verdad con los filósofos
  • Buscar la felicidad con los filósofos
  • Hablar de filosofía desde el mundo adolescente

Queremos señalar con claridad que el momento receptivo, asimilador, del aprendizaje no es suficiente. Hay que aprender para hacer, para pensar, sentir, actuar. Por eso, hablar inteligentemente de filosofía es el objetivo principal del curso. Todo lo demás es instrumental.

Nos gustaría intentar que los alumnos participaran en un proyecto público al que llamaremos “filosofía joven”, mediante la publicación de blogs, o la participación en foros o, incluso, en un “periódico digital”, que estará organizado a través de http://www.filosofíajoven.net/